Shavuot conmemora el más grandioso momento en la historia humana – la revelación de Dios en el Monte Sinai.
A pesar de la obvia importancia del evento, la naturaleza y contenido
de la revelación continúan siendo poco claros. ¿Qué fue revelado? ¿Y
cuándo? También hay confusión sobre la respuesta de los israelitas a la
revelación.
Rashi, citando a la Mejilta, explica que todos los Diez Mandamientos
fueron revelados simultáneamente, de una manera “que una persona no
puede imaginar”, o, usando las palabras del Midrash, “algo que la boca
no podía decir ni que los oídos podían escuchar”.
Si efectivamente Dios dijo los Diez Mandamientos a la vez, nadie
podría haber entendido nada. ¿Cuál fue el propósito de una revelación
que el pueblo no podía entender? Y, ¿Por qué hablaría Dios en una manera
que ellos no pudiesen escuchar?
Viendo las Voces
El versículo que sigue inmediatamente después de los Diez Mandamientos declara:
Y toda la nación vio las voces y las llamaradas, y el sonido del
shofar, y la montaña estaba consumida por humo. El pueblo vio y estaba
asustado; por eso ellos se pararon a distancia. Le dijeron a Moisés, ‘Tú
háblanos y escucharemos, pero Dios no nos debe hablar para que no
muramos.’[Éxodo 20:15-16]
Aquí la Torá nos dice que la gente vio los sonidos, y que esto los
asustó. Le pidieron a Moisés que hablara, para poder escuchar. Moisés
replica, y le dice a su pueblo:
‘No estén asustados. Dios desea sostenerlos, que el temor
(intimidación) de Dios esté sobre ustedes, que no puedan pecar’. El
pueblo se paró a distancia, y Moisés se aproximó a la neblina de donde
Dios (se comunicaba). [Éxodo 20:17, 18]
El hecho que el pueblo vio, en vez de escuchar los sonidos, está confirmado más adelante por el siguiente versículo:
Dios le dijo a Moisés, ‘Así le dirás al pueblo, “Ustedes han visto
que desde el cielo les he hablado”‘ [Éxodo 20:19] Y con las palabras de
Rashi:
Ellos vieron los sonidos; vieron lo que usualmente es escuchado,
aquello que era imposible ver bajo diferentes circunstancias. [Rashi
20:15]
Nuevamente el verbo “ver” es usado en vez de “escuchar”, y nosotros
nos imaginamos a Dios hablando de una manera milagrosa – es una
comunicación que la gente puede ver, pero que no puede oír. Y cuando
Dios los invita a escuchar, estaban tan atemorizados que retrocedieron y
perdieron la oportunidad.
Comunicación Sobrenatural
Hasta aquí entendimos que Dios habló en una manera inconfundible. La
revelación fue completamente sobrenatural. Nadie podía dudar que los
sonidos – que ellos “vieron” – provinieran de Dios.
Sin embargo, el pueblo todavía no sabía lo que Dios había dicho,
porque no podían escuchar. Por lo tanto, Dios comenzó a repetir los
mandamientos de una manera que el pueblo pudiese oír.
Fue en este punto que el pueblo perdió su histórica oportunidad. No
pudieron aprovechar el momento, y le pidieron a Moisés que hablara en Su
lugar. Nuestros sabios enseñan que los dos primeros mandamientos fueron
dados por Dios antes que el pueblo hiciera la petición a Moisés. [Ver
Rashi 19:19 basado en Makot 24a]
Para hacer todo aún más complicado, se nos enseña, en la porción subsiguiente de la Torá:
Dios le dijo a Moisés, ‘Asciende a Mí, a la montaña, y quédate ahí.
Yo te daré las tablas de piedra, la Torá, y los mandamientos, que he
escrito para instruirles.’ [Éxodo 24:12]
Este versículo parece indicar que la Torá que Moisés recibió en Sinai contenía más que los Diez Mandamientos. Rashi explica:
Todos los 613 mandamientos están incluidos en los Diez Mandamientos.[Rashi 24:12]
Ésta enseñanza complica todo aún más. Ahora preguntamos: ¿¡Acaso Dios
transmitió todos los 613 Mandamientos en Sinai, a pesar del hecho que
la gente no podía ni siquiera escuchar una palabra!?
¿Diez o 613?
Que la transmisión en Sinai haya consistido de – o que debiera haber
consistido de los 613 mandamientos – es un tema bien desarrollado en el
pensamiento del Midrash, la Cábala y el Jasídismo. Si la Torá que Moisés
recibió en Sinai contenía todos los 613 mandamientos, y es esto a lo
que nos referimos por “Torá de Sinai”, entonces tal vez esto podría
explicar la naturaleza de la revelación per se.
Si los 613 mandamientos están incluidos en los Diez Mandamientos,
entonces cuando Dios dijo los diez simultáneamente, ¡seguro que Dios
debe haber comunicado los 613 mandamientos a la vez!
Si de hecho este es el caso, podemos entender por qué el pueblo no podía oír, pero si podía “ver”.
Los sabios explican que Moisés recibió la Torá completa en Sinai –
todo desde los Diez Mandamientos hasta la pregunta del “precoz
estudiante, comentando en frente de su maestro” milenios en el futuro.
Esto era claramente más información de la que el pueblo podía asimilar de una vez, en términos de cantidad y esencia.
En tal caso, volvemos a nuestra previa pregunta: ¿Cuál era el
propósito de una revelación de Torá que la gente no podía escuchar?
Ver Vs. Escuchar
Consideremos la diferencia fundamental entre ver y escuchar: Una
persona puede ver una increíble cantidad de material al mismo tiempo,
pero solamente puede escuchar y comprender un sonido a la vez.
La naturaleza de la revelación en Sinai debe ser entendida en este
contexto. El significado principal de la revelación fue el inconfundible
hecho de que el inefable, trascendente Dios estaba, efectivamente,
comunicándose con el hombre.
Para conseguir esto, la naturaleza de la comunicación tenía que ser
fundamentalmente distinta de cualquiera antes conocida. La inversión de
los sentidos, o la suspensión de los límites entre el ver y el escuchar,
que componen nuestras percepciones, establecieron esto como una
experiencia completamente sobrenatural.
El segundo aspecto de la revelación fue la presentación de la Torá
completa como una estructura orgánica. Esto requería que la visión fuese
empleada en lugar del escuchar normal. Sólo si el pueblo veía lo que de
otra manera hubiese sido escuchado, podía recibir la Torá entera en la
manera en que Dios la quería presentar.
El tercer aspecto fue que Dios quería que la gente escuchara todos
los detalles. Después que la Torá entera fue presentada de una vez, Dios
comenzó a enumerar los mandamientos uno a uno.
Objetivos Múltiples
El primer objetivo fue claramente logrado, y la revelación en Sinai
fue una experiencia tan poderosa que ha servido como base de la fe por
milenios. El segundo objetivo también fue logrado, y el pueblo recibió
una visión orgánica completa. Pero sin los detalles – que constituyeron
el siguiente paso – no lo podían apreciar.
La diferencia entre ver la belleza del judaísmo, versus escuchar los
detalles, es finalmente la diferencia entre una “apreciación” del
judaísmo versus “observancia”. Tal vez podemos hacer un salto, y decir
que, si los judíos hubiesen estado dispuestos a escuchar los detalles,
nunca hubiesen podido adorar a un becerro de oro.
Cuando se omiten los detalles, todo el sistema pasa a tener
carencias. La gente se estremeció, por así decirlo, y no estaban
preparados para aceptar la Torá que Dios quería dar en Sinai.
Irónicamente, cuando Moisés desciende de la montaña, sosteniendo las
tablas de piedra, escritas por la mano de Dios y que contenían todos los
613 mandamientos, ve a los judíos adorando al becerro de oro y tira las
tablas al piso.
El Yalkút Simón dice que las letras volvieron al cielo. El Beit
Halevi explica [Drasha 18] que las letras que volvieron al cielo eran
los 613 mandamientos con la Torá Oral.
Hubo, entonces, dos ocasiones en las cuales Dios deseaba dar al
hombre mucho más que los Diez Mandamientos, pero el hombre simplemente
no estaba listo para aceptar ese regalo de Dios.